lunes, 28 de junio de 2010

Orgulloso

Después de casi cuatro meses sentí la necesidad de volver a "Mi espacio", y esta vez para hablar por algo que más que un recuerdo es un presente de siempre, para expresar más que mi historia, mi sentir, para decir lo que muchos (y por suerte cada vez son menos) tienen miedo, no pueden, aún no saben como hacerlo o en el peor de los casos, se lo prohiben.
Estos últimos días se ha planteado el debate de lo"gay", será porque pronto se llevará a cabo la marcha del Orgullo (en Madrid), la televisión ha estado bombardeando con panelistas que por mucho querer justificar su posición homófoba han convertido sus argumentos en un ejercicio colectivo de llevarse las manos a la cabeza y no por asombro sino por horror. Por otro lado una serie de documentales muy bien producidos (TVE -2) se limitaron a mostrar la realidad de un colectivo, sus ideas, sus vidas, sus persecuciones, sus realidades, pero la falta de visión de las realidades gays en países subdesarrollados o en vías de desarrollo se hecho de menos. Y allí es donde va mi escueto relato.
Hoy se llevara a cabo en Buenos Aires, Argentina, en la plaza de los dos Congresos una manisfestación en favor del proyecto de ley del matrimonio gay, a la cual la mayoría organismos que están vinculados a los derechos humanos y civiles apoyarán, además de grandes artistas del ámbito musical, televisivo y teatral.
Al margen de ello organizaciónes religiosas comenzaron a alzar su voz en contra, algo que era cuestión de tiempo ver con que rapidez reaccionarían en poder expresar su desagrado al punto de llegar a pedir un absurdo plebiscito sobre el tratado de dicha ley (con lo cual están en todo su derecho como yo de poder expresarme y vivir de la manera que quiero como lo hacen ellos sin ningún plebiscito que lo determine). Hasta aquí todo conocido por lo mediático que se ha vuelto "un proyecto de ley de modificación del Código Civil", ahora desde mi experiencia, quiero contar una realidad que quizás muchos desconocen, o no terminan de entender.




Esta modificación del Código Civil sobre el matrimonio mal llamado gay, porque no pretende favorecer a un grupo en particular, lo único que pretende es DAR LOS MISMOS DERECHOS A TODOS LOS SERES HUMANOS que viven, respiran, quieren, aman, sienten, sufren, lloran, y si lo desplazamos al ámbito político social, también trabajan, pagan sus impuestos, votan, forman, conforman e integran una sociedad, la Argentina. 
Recuerdo hace años cuando tuve que emigrar, uno de los motivos fue porque una incoherente legislación no se comprometía a respaldar una (mi) identidad personal que no era de la mayoría, que no garantizaba mis derechos como el de los demás, que me impedía formar una familia por una estipulación irracional (si pensamos en los tiempos que vivimos) de imposición de género estereotipado y machista de una constitución que cada día se convierte en más obsoleta, que no se comprometía con esa libertad que avala en un discurso que se termina convirtiendo en una parábola "amoral".
Recuerdo que el día que contraje matrimonio con Javi me parecía una fantasía, pues había sido en toda mi vida una utopía imposible de realizar, la palabra matrimonio me parecía inalcanzable y con ella el deseo de poder formar una familia como mis amigos, mis familiares, mis vecinos, mis conocidos. Cuando la Jueza dijo: "Los declaro en matrimonio" me sentí importante, ya no era un ciudadano de segunda, un ser humano de segunda. Lo único que lamenté es que ese sueño imposible no se hubiese podido realizar en mi país, en Argentina, un lugar que con falencias y contradicciones era el lugar donde quería ser "yo", pero no me dio la oportunidad. 
Hoy se plantea poder avanzar un paso adelante, un simple paso que es el de dar la oportunidad de elegir a los que aún no pueden hacerlo y convertir una sociedad en igualdad de condiciones, libertades y derechos sin importar razas, religiones, sentimientos, y lo que cada ciudadano desea para formar un hogar y conformar ese sueño de una familia. 


Sé que mis palabras no son determinantes en una discusión que implica a un pais entero, pero espero aportar mi granito de arena desde mi humilde espacio, por mí, por mis amigos, por todos.