Otra vez pasaron los días soñados a la orilla del mar. Un año más que volver a la rutina diaria significa una desazón interna y mucha nostalgia de la experiencia veraniega...Lo llaman depresión pos-vacacional...pero no, lo mio no llega a depresión, solo que el cambio es más que notable y eso lo hace un poco difícil.
Días de sol, agua salada, brisa, paseos, modorra, y hasta una incomprensible alergia que volvió de la misma forma que el año anterior, lo inexplicable es que la alergia era al sol!!! Y otra vez ir en bicicleta al pueblo cercano en busca de una farmacia y, luego de un pequeño accidente que todavía se deja notar en el codo de Javi, nos fuimos a bicicletear como niños por calles desconocidas, solo buscando la nada, el sur...
Tranquilidad total, sin ordenador, casi sin móvil, lo que se dice desconectados totalmente.
"vacaciones calcadas a las de 2010", otra vez digo: "no", repetimos lugar eso si, pero la experiencia si casi parecida no fue la misma. Si el sol sigue siendo el mismo y las olas repiten sus idas y venidas, y correr por las mismas sendas cada atardecer con el olor húmedo a sal marina podrían percibirse conocidas...el reloj biológico y espiritual lo ha hecho todo diferente, conocido, pero con nuevas vibraciones. El sonido del sol despertando entre el mar y el horizonte era nuevo, sereno e inquietante, sublime...sus colores casi indescifrables aún teniéndolo en frente, buscando cada segundo poder inmortalizar ese momento en mi mente...
Fueron 11 días que como siempre me quedaron cortos, pero no me quejo, al contrario, bendecido me considero por haber tenido la oportunidad de haber disfrutado de algo tan bonito.
Y aquí estoy otra vez en Madrid, tratando de ponerme al día con los correos, mensajes, ordenando cosas y preparándome para volver al trabajo y a la vida diaria. Y, entre tantas cosas me encontré con sorpresas como un olvidado mensaje en el face que por incompresibles razones se archivó y recién hoy lo descubrí. Era un mensaje de Carla Vázquez, una personita con la cual la vida nos cruzó y compartimos lindos recuerdos, momentos emotivos, y si, otra búsqueda, otro encuentro, de esos que gustan, que movilizan y terminas cerrando el face con una sonrisa pensando que aunque el mundo gira y nuestras vidas siguen cada cual su rumbo, siempre hay una paloma mensajera que sobrevuela por nuestras cabezas trayendo mensaje de un afecto del pasado, el mensaje de que siempre hay alguien pensando en ti.
Siempre recuerdo una anécdota en épocas de universidad, cuando en tardes de mates compartiendo un juego de tarot nos enteramos de la llegada del primer niño de Carla y entre sorpresas, lágrimas y libro explicativo de por medio disfrutamos la inmensidad de esa felicidad con el anuncio del arribo de un nuevo ser... Con el paso del tiempo Carla se fue, perdimos el contacto, yo me fui y los años pasaron...para un buen día encontrarla otra vez en mi face...y sonreír...
Las vacaciones terminaron, y las energías se cargaron a tope para enfrentar otro medio año más, el otoño ya se deja entrever y a mentalizarme para enfrentar el frió (es lo que más me cuesta), mientras, voy regalando todo lo bueno y lo bello que puedo experimentar...como esas flores celestes lanzadas al mar una noche sin luna pero tenue, despidiendo a una azul Yemanja, sintiendo sus caricias en mis pies mojados, agradeciendo y pidiendo por un nuevo y próximo encuentro... tan emotivo, como el de Carla...