Aún con los árboles en flor y el calor del sol en mi rostro
no dejo de sentir la nostalgia del tiempo que me ahueca por dentro. La soledad
y la inexperiencia de no saber por dónde ir me abruma en cada mensaje que no
llega, en cada día que despierto solo, en cada noche que se me hace eterna
porque no consigo tener ese calor tan ansiado…
Y la espera se hace interminable y a la vez incierta…
Esperar qué, si la realidad es patente, la verdad es cruel,
y mi corazón ignorado. La sombría desazón de ser tu opción y no tu prioridad me persigue en
cada gesto, voluntad y rechazo.
Nunca me terminaras de entender, y no es lo que quiero, solo
quiero que me cuides y me quieras, no pido más…y lo evitas.
Pasan los días, los meses y mis ojos no dejan de buscar los
tuyos para poder encontrarme en ellos pero no lo consigo.
A veces creo que es
una absurda empresa el querer conquistar un corazón que no existe, una caricia
que no siente, un abrazo que no aprieta, un amor que no palpita. Y cada vez que
desisto, caigo de rodillas en la oscuridad de mi soledad, roto, derrotado y sin
esperanzas, levanto mi cabeza, te miro y vuelvo a insistir… aunque sepa que una
vez más me destruirás el corazón.