sábado, 5 de febrero de 2011

De andanzas otra vez

Que el mundo Árabe me intriga y cautiva no es ningún secreto. Por eso es que siempre estoy atento a todo lo que tenga que ver con esa cultura y si puedo vivirla de primera mano mucho mejor.
Hace un par de semanas nos volvimos a aventurar otra vez en tierras Marroquíes y para dicha ocurrencia me acompaño mi socio de aventuras, de la vida, Javi. También se sumó la intrépida y simpática Claudia con su compi Jose.
La primer parada fue Tánger con su encanto colonial y decadente de una ciudad bastante occidental pero que en el casco antiguo aun se preserva la esencia de su medina árabe... sus callejuelas infinitas, colores cálidos, escaleras descascaradas, edificaciones típicas, rostros peculiares, niños agolpados jugando...pidiendo...
El hotel Continental fue nuestra morada en la ciudad marítima, un hotel decadente pero que todavía mantiene el esplendor y majestuosidad de sus instalaciones y decoraciones
La playa, el Mediterráneo visto desde el otro lado, su olor, su misma paz y el sonido musical de sus olas...
Vagabundeando por la ciudad, buscando siempre ese rincón de ensueños descubierto en The Sheltering Ski - El cielo protector - (Paul Bowles), sorprendiéndonos a cada paso con una mirada , un sabor, un nuevo recoveco y sobre todo por esa simplicidad en las palabras de nuestros interlocutores.
La segunda parada y destino final fue Chaouen( Shifshawen o Chefchaouen), el pueblito azul que no solo existía en sueños sino que era real. Azul mar, azul cielo, azul calma...Porque azul? tradición de judíos sefardí que se instalaron allí cuando fueron expulsados de España hace mas de medio siglo.
Sus callejones, un laberinto garzo en el cual merecía la pena perderse guiándonos solo por el ansia de ir sin llegar a un sitio en concreto...solo seguir el instinto de seguir...
Mezclarse con los nativos escondido dentro de una chilaba, tarea loca imaginada solo por mi, pero inquietante y divertida experiencia al querer creer ser uno más en una aldea añil sobre la ladera del Rif.
La ciudad prohibida para extranjeros se desnudaba ante mis ojos enseñando la belleza especial que todos los sitios poseen. 
Los días se hicieron largos, las noches cortas, pero al concluir el viaje todo había sucedido muy rápido pero disfrutado al máximo consciente de cada segundo que pasaba.
Tal vez no pueda contar una experiencia a través de palabras escritas, no se me dá muy bien, pero hago el intento. De todas maneras no quería privarlos de poder disfrutar de las imagenes que aún hoy se repiten en mis sueños. Que las disfruten.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

HOLA GORDO, ME ENCANTÓ EL MONTAJE, LASTIMA DE CAMARA!ME ENTRARON UNAS GANAS LOCAS DE VISITAR MARRUECOS, UN BESITO Y SIGUE ASI

Anónimo dijo...

huy se me olvido firmar, CARMEN