viernes, 15 de octubre de 2010

33


Desde niño el numero 33 me inquietó mas de la cuenta, será por que una vez, hace mucho, leí un articulo en la cual la afamada entrevistada comentaba su vida. Relataba que quedo huérfana a muy temprana edad, cuando su madre murió a los 33 años, desde ese momento siempre tuvo el miedo de saber si podría ella misma superar esa edad. Por una extraña razón que no termino de entender automaticamente en aquel momento ese mismo temor se apodero de mi ¿podria yo también superar los 33 años?
Hoy 33 significa algo muy diferente a una miedosa cifra.
Hoy 33 significa, esperanza, alegría, milagro, emoción, fe.




La supervivencia de los mineros Chilenos después de mas de dos meses encerrados bajo 700 metros de profundidad ha impactado en la psiquis de todo el mundo que vía t.v. o internet seguimos paso a paso una ajena agonía que poco a poco se convertía en  propia, y  fueron 33 esperanzas, 33 nombres con rostros. Cada uno con su historia particular que de repente se transformaron en biografías conocidas por telespectadores ubicados en diferentes puntos del planeta.
Los medios internacionales se hicieron eco rápidamente de la noticia (bendita globalización), con lo cual nos permitieron estar al tanto de todo lo que sucedía, aunque a algunos, a algunos se les fue de las manos, o quiero creer que no fue a propósito, y convirtieron en un reality un hecho que no era tal.




Reviendo información y a horas de haber concluido el rescate, me encuentro con noticias de varias cadenas que se plantean grabar en formatos de series televisivas o de cine (Antena 3 Films - española- ya lo estuvo haciendo), y otras tantas que se disputan las bitácoras escritas en el cautiverio por uno de los mineros. Que la política, los medios y otros muchos lograron sus beneficios esta más que claro aunque nos cueste reconocer y pueda disgustar a otros tantos.
Pero a una inmensa mayoría, a los de a pie, nos ha quedado otro sabor, el sabor de que las historias compartidas aunque sean a miles de kilómetros de distancias se sienten más, se las viven más. Una reafirmación de que  la creencia en una fe, por muy distintas que sean, siempre prevalece por sobre todas las cosas en nuestro interior, y por último que nunca, nunca hay que perder la bendita esperanza.
Como esa mayoría, también tuve un nudo en la garganta, derrame lágrimas y viví como propio cada abrazo, reencuentro, gestos y miradas que se sucedían cada vez que uno de los mineros salía a la superficie, y me quedé con eso, con esa paz y felicidad que un hecho ajeno me regaló sin quererlo, y como dijo una amiga muy emotiva ella, Marcela, hoy, por lo menos por un ratito, "hoy somos todos chilenos". 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

primito,debo reconocer q mucha importancia no le dia a la noticia desde su primer momento,pero cdo vi salir el primer minero,me emocione y senti en carne propia el paso de la muerte a la vida,si! extraña sensacion,en ese momento abraze a mis hijos y los besaba..por suerte yo estoy cn ellos..y ellos cn su gente...

Anónimo dijo...

Cuando después de 17 días de no saber nada de los 33, y todos pensábamos que habían muerto, nos enteramos que todos estaban con vida, ahí sí comencé a seguir con inquietud y a la vez deslumbrada por el trabajo que se hacía para el salvataje.
Lo que ocurrió durante esos días da para varias películas. El minero que le dice a su esposa que se casarán, el que fue padre y le enviaron la foto de su bebé, la mujer que descubre que su marido la engañaba, etc., etc.
Vivimos la historia de cada uno de ellos haciendo fuerza para que logren rescatarlos. Yo también lloré cuando salió el primero.
Vos hablás del Nº 33, pensaste que el día que salió el último minero el Nº 33 fue el 13 de octubre de 2010 o sea el 13.10.10, si sumás también da 33. Ese número es también la edad de Cristo cuando murió.
Les mando muchos Cariños. Los quiero mucho. Tere.