domingo, 13 de marzo de 2011

La Sonrisa Etrusca


En las apacibles playas de Alrmería, el verano pasado, terminaba de leer "La Sonrisa Etrusca" de José Luis Sampedro. Un título que llegó, como todo, de la mano de Javi, recomendado una y otra vez y que finalmente me devoré en un par de semanas dando vida a cada uno de los personajes en mi universo muchas veces demasiado fantástico... Salvatore pasó a ser ese hombre que tan bien conozco y que tanto amor le he profesado. Con su rencor, su orgullo y, a la vez con esa sensibilidad casi inexpresiva pero evidente... 
No es extraño que un libro conmueva y sea el culpable de más de un quiebre emocional. Sampedro encontró la forma más simple de contar el encuentro de generaciones y emociones, con sus desaciertos, desconciertos, y mucha ternura... 
Fui Renato, Brunetito...en cada personaje me pareció identificar un poco de mi ser...
Recuerdo que cuando concluí la lectura del mismo, cerré el libro y con mis ojos húmedos perdí mi mirada en el mar tratando de evitar(inútilmente) que se me notara un astibo de debilidad...pensando en él...




Con la llegada adelantada de la primavera de repente estaba en el teatro de Bellas Artes disfrutando de la representación de "La Sonrisa Etrusca", con Héctor Alterio (un paisano en estas tierras) y Julieta Serrano ( la despechada de Mujeres al borde...). Una puesta muy distinta a la que meses a tras me había imaginado. Mi intriga era saber como subsanarían la ausencia de uno de los protagonistas, el bebé "Brunetito". José Carlos Plaza, el director, se valió de varios recursos para tener siempre la presencia de ese personaje aún sin estar físicamente en el escenario...
...me volví a emocionar y pensé en la misma persona que recordé cuando leí la obra, volví a ver su rostro en el de Héctor Alterio, esta vez era algo más tangible y la sensación de ausencia se hacía más firme todavía.
Cuatro días desde que no me canse de aplaudir al elenco de "La Sonrisa..."( aplaudía a la obra en sí misma) y recién hoy tengo la fuerza para marcar su número para decir simplemente "Te quiero papá".



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