Las temperaturas comenzaron a descender con lo cual el otoño ya se hace notar. Las calles se inundan de hojas que poco a poco van muriendo y pigmentando de naranja el paisaje. Los dias son mas cartos y la brisa gélida que nos envuelve surrura friamente al oido que llegó para quedarse por un buen tiempo.
Mi astenia otoñal, más acentuada que otros años, me ha dejado con más ganas de sofá, aunque en frente tenga a una caja boba que solo me muestra lo mal que va el mundo con su crisis económica... si pudiera evitaría los inviernos, huyendo de ellos cada año cíclicamente, corriendo tras del sol y su calor...
Pero de momento me es imposible, y me tengo que conformar que sacar los abrigos, las bufandas, los gorros y toda la indumentaria invernal que durante meses ha estado guardada. Hacerme a la idea, esperar las fiestas navideñas, los cumples (todos en época invernal!!!), la bruma, la nieve...
Por lo menos recibiremos los gélidos meses venideros con una buena lavada de cara, Javi se tomó el trabajo de pintar el piso, lo que puso un toque distinto y de buena energía al hogar. Ocre, Naranja, Violáceo, Blanco, colores nuevos que pasan a formar parte de nuestra vida diaria y a darnos más armonía. Trazos perpendiculares que nos envolveran como aura imaginaria...
Esta laxitud otoñal me durará poco, estoy convencido (o autoconvencido), solo tengo que contar y tachar los días que pasan en el calendario, seguir calentándome mis frías manos haciendo presión entre ellas y soplándolas, mientras, me imagino, sueño y planeo la próxima aventura que está pronta a llegar...
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